La llegada de los nietos vino acompañada de los rescoldos que quedaron de tiempos mozos, aquéllos en los que había que improvisar para reponer el pescuño perdido o la orejera rota, elementos de madera del arado romano que, a modo de tributo y por ser molestados por el labriego y sus arres se cobraban aquéllos pedregosos rochos de El Ardalejo, La Hocecilla y otros sitios, los cuales han desembocado en la elaboración de estas castañuelas donde se han concentrado recuerdos,
De Torralba.
De la Virgen de las Nieves.
Del Castillo.
Del azafrán y de nombres entrañables e inolvidables.